14 de junio de 2016

Capitulo 5: Cambiando la Piscola por la Caipirinha




Voy a partir diciendo que no soy la gran fanática de Piscola, pero me gusto la metáfora y es un buen titulo para este capítulo.
Cuenta regresiva para irme a Brasil y la verdad es que no se si alguna vez caí que me iba de Chile nuevamente, todo lo que debía hacer me salía muy natural o quizás por inercia. A los que les contaba mi nuevo plan tenían las mismas preguntas de rigor: “¿Te vas sola? ¿Pero conoces a alguien allá, no?” Sí, me voy sola. No, no conozco a nadie allá. Creo que esas respuestas sorprendieron a varios y para mí era de lo más normal, ya lo había hecho antes,  el destino fue mucho más lejos y el idioma quizás era más complejo.
Fui tildada de valiente y doy las gracias a quienes me lo dijeron porque sirvió para alimentar el coraje y de una vez por toda encerrar en una jaula y ponerle una cinta en la boca a la Fran auto boicoteadora.  Pero la verdad es que no sé si soy valiente, solo estoy haciendo lo que realmente quiero hacer. No tengo responsabilidades con nadie, no tengo hijos, entonces por que encerrarme en una oficina por un sueldo fijo solo porque si, cuando en realidad quiero irme y ver cosas nuevas. Para mi valiente es el que se sienta en una oficina 45 horas semanales, o quizás más, le ve la cara a gente que no quiere. Yo no podría, en realidad no puedo.
Dejo en claro que no tengo nada en contra de los que son felices en las oficinas o gustan de las vidas tradicionales de trabajo, casa, auto, familia, perro… Cada uno sabe lo que le hace feliz. Acá lo importante es no mentirse a sí mismo y no hacerte creer que te gusta tal cosa solo porque es lo establecido, o peor, hacerlo porque es lo establecido aunque no te guste.  Pero como experiencia personal recomiendo no hacerlo, yo lo hice y todo mal. En todo mi primer viaje logre sacar la Fran en su máximo potencial, positiva, alegre y muchas cualidades que me gusta tener y busco mantener. Pero obligarme a hacer cosas y estar donde no quiero hizo que volviera adquirir cualidades negativas en mi persona,  perdí tiempo y varias cosas. Usted amigo, no lo haga.
Bueno, ya en el aeropuerto otra vez, abrazo apretado a todos mis seres queridos, cargada de energía por grandes amigos, algunos hasta me improvisaron un rap. Lista con mi mochila al hombro (mentira, viaje con una maleta con rueda porque es más ordenado en el caso que sabes que no iras de ciudad en ciudad) y un leve sobrepeso de croqueras y block de dibujos que tuve que distribuir en todos lados para que no me cobren de más, listeilor, me subí al avión que me llevaría a São Paulo.
Es genial como al salir del aeropuerto tu cabeza cambia el chip de inmediato porque necesitas salir y  llegar a la ciudad, comer algo, un lugar para dormir. Da lo mismo si todas esas cosas las debes hacer en otro idioma, siempre se puede. Pase de hablar portugués con Duolingo a tener que “falar” con los guardias del metro para saber cómo llegar a la terminal de buses. Debo admitir que el monstruo de ciudad que es São Paulo me “asusto” un poco y solo quería tomar el bus que me llevaría a Paraty.
El viaje en bus me recordó mucho a mi estadía en Asia: la vegetación, las construcciones, las motos y bicicletas. Pero llegar a Paraty fue emocionante, estaba ahí, había llegado al lugar que por unos meses vi en fotos por google e imaginaba como seria en vivo y en directo. Me basto solo una visita al centro histórico para darme cuenta que estaba en el lugar correcto, de una arquitectura maravillosa esta ciudad tiene todo lo que necesitaba, inspiración.
Aquí también a la gente le parece curioso que haya venido sola, sin conocer a nadie y que venía para dibujar y pintar. Durante las primeras semanas anduve de lo mas amistosa, saludando  y conociendo a quien se me cruzara, siempre con una sonrisa, tanto así que una vez un brasilero me dijo “Se nota que estas feliz porque lo irradias”, y que eso me lo diga un brasilero y músico (que para mí es una de las mezclas perfecta de felicidad) fue gratificante, algo estaba haciendo bien, o algo estaba haciéndome bien.
Debo agradecer a mi impulsividad, sin ella no estaría de vuelta viajando. Tuvimos un par de encontrones en el pasado porque gracias a ella hice muchas cosas sin pensar o filtrar, sobre todo en el lindo periodo de adolescencia, pero ya hicimos las paces y nos llevamos de maravilla.
Desde ese día hasta hoy han cambiado muchas cosas en mi cabeza, y es que paso tanto tiempo conmigo misma que da para pensar y repensar muchas cosas, y esa es la mejor forma de conocerse, porque la finalidad de cualquier viaje es encontrarse y reconocerse. Cosas que iré descubriendo porque desde ahora voy escribiendo en el presente. Vamos ver como se me da escribir en presente.

3 comentarios:

  1. Yo creo que esta Fran terminará novelista, escribes muy entretenido. Uno termina de leer cada capítulo y lo único que quiere es saber cuando vas a subir el próximo. Hija; te re-amo. No sabes cuanto me llena el saber que estás bien contigo misma. FELIZ VIDA.

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  2. Fran.. que entretenido tu Blog de Viaje, que hermosas palabras y pensamientos, que sencillez para describir lo hermoso de tu vida, sigue así... llegaras lejos, no solo escribiendo tu camino de vida, sino también como persona.... me recuerda mi juventud y las historias con tu padre, lo libre que eramos en esta vida.... Amigo Milton... que orgullo y dicha creaste en tu hija.....

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  3. Siii esta muy entretenido!!! Quiero que sigas subiendo más vivencias 😊 En lo personal me encanta Brasil su gente, su sensilles y su humedad, los sonidos de bichos y pajaritos, su mar, saludos Mane!

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